Hay un
juego muy bonito y fácil de jugar que se llama Boicot.
Siempre
ha existido pero al contrario que otros juegos sólo ha comenzado a
ser posible en grande con la llegada de los medios de comunicación
social. Antes de Facebook, tweeter, etc. ese juego dependía de la
buena voluntad de la misma prensa que, como parte del sistema, nos
fastidiaba... publicabas una nota en la prensa, si tenías suerte te
publicaban incluso una carta al editor. El periódico quedaba bien,
te había ofrecido un espacio mínimo, había asegurado la
supervivencia de la “libertad de expresión”, antes de hundirte
debajo de mil comentarios contrarios... Al final, no importa lo
fuertes que fueran tus convicciones, acababas convencido de que el
tipo raro eras tú, que eras el último de tus ideas, que a nadie más
le importaban los insultos o la propaganda más obscena a favor de
tal o cual personaje, corregir la más descarada mentira histórica,
o ni siquiera reclamar el más mínimo respeto hacia tal o cual
institución... y entonces llegó Internet y todos estuvimos en
igualdad de condiciones frente a todos, el individuo con ideas
propias frente a la gran empresa subsidiada... esa igualdad tardó
años en desarrollarse, y aquellos que más se podían beneficiar de
la misma tardaron a veces incluso más tiempo en darse cuenta... y
entonces “4chan”, un website de nerds de opiniones gamberras que
a menudo caen en lo políticamente incorrecto, derrotó a toda la
prensa norteamericana en unas elecciones presidenciales (203 de los
207 grandes periódicos norteamericanos apostaron por el perdedor),
una campaña de memes en facebook hizo bajar 800.000 espectadores una
gala, y destrozó una película haciéndola perder dinero, logró que
una productora se distanciase de una de las actrices de un film
cuando esta dijo una serie de disparates, y consiguió que un actor
que cada vez que abre la boca mete la pata se largase de España
(argentinos lo sentimos mucho, pero mejor vosotros que nosotros...).
Y todo eso casi sin esfuerzo, desde casa, con costos mínimos,
ahorrándote incluso dinero... Antes amenazabamos con salir a la
calle, ahora nos basta con acercarnos a nuestros teclados para que
toda una serie de monstruos que dependen en última instancia de
nuestro dinero, tiemblen. Y eso está bien... Querían que el pueblo
hablase y este lo está haciendo, apagando la tele, dejando de
comprar según que libros, de entrar en según que cines...
Eso es
bueno, pero antes de comenzar a darnos palmaditas en la espalda es
también bueno aceptar las limitaciones de este tipo de activismo. Es
un activismo negativo. Es más fácil destrozar una película a
boicotear, se puede hacer con algo tan sencillo como publicar
espoilers en la red, que rodar una propia. Es un activismo que es más
fácil emplear contra grupos, personas o instituciones que dependen
del público que contra entes oficiales. Es además un activismo que
no crea lazos entre los activistas, que a menudo no se conocen, a los
que no se les pide apenas riesgos y responsabilidades, y en
consecuencia no sirve para crear un aparato político.
¿Cómo
pasar de lo negativo a lo positivo? Creo que esa debería ser una de
las cosas sobre las que debatir entre nosotros...
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