miércoles, 19 de julio de 2017

El caballero, la muerte y el diablo (Fragmento de samurai de Occidente)

Editado en Español por Ediciones FIDES y una lectura
recomendada y recomendable.
Ya está, ya he dicho todo o casi todo lo que me asquea hoy más que nada y me convierte en un insumiso.

Añado inmediatamente que tengo otros motivos para revolverme y no someterme en este mundo que nos han creado: sex, fun and money. Confieso mi asco hacia la impostura satisfecha de los poderosos e impotentes señores de nuestra decadencia, corruptos hasta la médula, serviles ante los verdaderos poderes y las nuevas mafias. Si, los soberbios o lamentables dueños de la prensa y la publicidad, de las religiones, la política o la finanza me inspiran más desprecio que revuelta. Revolverse sería reconocerles una importancia de la que carecen. Antaño, me alzé contra un hombre cuya política me parecía nefasta, pero aquel personaje, por odioso que me pareciese en su momento, era verdaderamente grande. Hoy, delante de estos enanos pretenciosos y malhechores, soy un insumiso. Hablando claramente, "no marco el paso". Hace ya tiempo que no creo en los discursos melosos y moralizantes, que esconden estafas devaluadas.

Por el contrario y en la distancia me siento en armonía con un gran insumiso que ha atravesado los tiempos y en el que nadie piensa. Sin embargo es el modelo por excelencia. El caballero de Durero.
El caballero, la Muerte y el Diablo... admirable figura grabada por Durero en 1513. El artista genial, que ejecutó por lo demás por encargo tantas obras religiosas edificantes, mostró ahí una libertad confusa y audazmente provocadora... En aquel momento no era de buen tono ironizar sobre la Muerte y el Diablo, terror de la buena gente, mantenido por aquellos que se aprovechaban del mismo. Pero él, el solitario Caballero de Durero, con la sonrisa irónica en los labios, continua cabalgando, indiferente y calmado. Al Diablo no le concede ni una mirada. Sin embargo ese espantapajaros tiene una terrible fama. Terror de la época, como recuerdan tantas danzas macabras y compras de indulgencia, el Diablo está emboscado para atrapar a los muertos y arrojarlos a los braseros eternos del Infierno. El Caballero se burla y desdeña a ese espectro que Durero ha querido ridículo. La Muerte, ella, el Caballero la conoce. Sabe que está al final del camino ¿Y qué? ¿Qué puede en contra suya, a pesar de su reloj de arena, blandido para recordarle al caballero el paso inexorable de la vida? Eternizado en la imagen, el Caballero vivirá para siempre en nuestro imaginario más allá de los tiempos. Solitario, al paso firme de su corcel, la espada al flanco, el más celebre insumiso del arte occidental cabalga hacia su destino en medio del bosque y de nuestros pensamientos, sin miedo ni ruego. Encarnación de una figura eterna en esa parte del mundo que llamamos Europa.


La imagen del estoico caballero me ha acompañado a menudo en mis revueltas. Es verdad que soy un corazón rebelde y que no he dejado de alzarme contra la fealdad invasora, la bajeza ascendida al rango de virtud y contra la mentira alzada al rango de verdad. No he dejado de alzarme contra aquellos que delante nuestro, han querido la muerte de Europa, civilización, pueblo y potencia, sin la que no sería nada. Mi vida se ha confundido en parte con una época de regresión para franceses y europeos, precipitada por las catástrofes del Siglo desde 1914, el día después de la Segunda Guerra Mundial, el de la guerra de Argelia, esperando la globalización americana. A despecho de algunas ilusiones fanfarronas sostenidas en Francia y otras partes, estaba ya claro para el joven que yo era que las dos potencias hegemonícas reunidas en Yalta en 1945, América y Rusia estalinista, habían arrancado a los europeos la conducción de su destino, lo que repercutía en su vida cotidiana y sus representaciones, Eso se amplificó después de 1990, después de la URSS, cuando Estados Unidos se volvieron hiperpoderosos, impusieron la mundialización financiera a otras naciones y a los pueblos transformados en consumidores de productos inútiles y desechables.

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domingo, 16 de julio de 2017

El retorno de Don Quijote. Una buena traducción.


A veces hago portadas para las ediciones imaginarias de libros que me han influido. El regreso de Don Quijote es uno de ellos. Relativamente breve, es un libro que no emplea en parte alguna de su texto la palabra "fascismo" y puede sin embargo ser visto como una parábola amable del mismo... 

Tan sólo en una carta a su biógrafo, Titterton, incluida en todas las ediciones del libro, Chesterton emplea el término fascismo...




A AWR. Titterton 
Mi querido Titterton, esta parábola dirigida a los reformadores sociales fue pensada y escrita, en parte, mucho antes de la guerra, por lo que con respecto a ciertas cosas, desde el
fascismo a las danzas negras, carecía por completo de una intención profética. Fue su generosa confianza, sin embargo, lo que la sacó del polvoriento cajón en el que estaba guardada, y aunque dudo sinceramente que el mundo encuentre motivos para agradecérselo, son tantos losmíos para mostrarle mi gratitud y reconocer cuanto ha hecho usted por nuestra causa, que le dedico este libro.
Con todo mi afecto, G. K. Chesterton "



https://clasesparticularesenlima.files.wordpress.com/2015/06/gk-chesterton-el-regreso-de-don-quijote.pdf

SOBRE UNA TRADUCCIÓN DE CHESTERTON.

Malos traductores, traductores mediocres y traductores políticamente correctos.
Acado de descubrir que Cátedra, una editorial que considero como seria, tiene uno de esos tres tipos de traductor... o al menos ha usado uno de los mismos en su traducción de EL RETORNO DE DON QUIJOTE de CHESTERTON...

¿De qué hablo? De la manipulación en sus primeros párrafos de un texto bastante conocido. Al principìo, al leerlo, dudé de de mi memoria, después busqué mi edición inglesa... no la encontré... después busqué una edición en línea fiable y allí estaba la nota de Chesterton a su amigo Titterton, que encabeza el libro,  tal y como yo la recordaba. Eso es lo que escribió Chesterton y lo que aparece en mi vieja edición de Plaza y Janes, hecha por un traductor probablemente mal pagado pero que sabía el oficio. Pero no es lo que aparece en la edición de Cátedra.
Foto primera


En la primera foto una captura de pantalla de una edición en su ingles original. En la segunda foto la página equivalente de la edición de Cátedra.

Evidentemente, foto segunda.











Entre la primera y la segunda foto en el texto se han cambiado frases e introducido palabras que no aparecen en el original. Así la frase "from fascism to nigger dances" (del fascismo a las danzas de negro)(*) se convierte en "la macabra danza del fascismo"--¿Considera acaso la traductora que lo negro es macabro?--, justo antes de añadir eso tan bonito de "una lúgubre e involuntaria profecia", que es una más que curiosa traducción de "quite an unintentional prophecy", que significa simplemente "una involuntaria profecía " sin que aparezca en ninguna parte del texto original "lúgubre"... como antes no había aparecido el término "macabro"... 
Malas traductoras... hay unas cuantas... pero nadie es tan malo.
¿Mediocre traductora? Probablemente, si se attreve a corregir los clásicos que sólo tiene que traducir. ¿Traductora malintencionada? Tiene que serlo. Una traductora que antepone sus ideas personales al texto y trata de "corregir" a un clásico, es por lo menos una traductora desleal para con el autor, para con los que le han pagado por la traducción y sobre todo para con los lectores, a los que miente e insulta con su voluntaria torpeza. 

¿Puede ser un error? No. Un término confundido con otro puede ser un error, introducir palabras que no están en el texto original (macabro, lúgubre) demuestran mala fe más que incompetencia... sobre todo cuando el resto del texto esta bien traducido
.

Como Cátedra no es una editorial militante que imponga a sus colaboradores una línea editorial, sino una editorial seria y que depende de la seriedad de sus colaboradores, debemos suponer que son las fobias de la traductora y no una imposición del editor el elemento responsable de esta pésima traducción.

Una edición, bien hecha, en inglés, del original puede verse en 
https://ebooks.adelaide.edu.au/c/chesterton/gk/return-of-don-quixote/dedication.html
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(*) Nigger no es negro sino en su sentido más despectivo. El idioma español afortunadamente carece de un término equivalente, pero supongo que la palabra "negrata", procedente de la jerga juvenil, podría servir en este caso a falta de algo mejor. 
Mi agradecimiento a mi amigo Jaime Mora Aragón por ayudarme a descubrir este dislate.