miércoles, 13 de junio de 2018

Vocabulario básico para militantes nacionalrevolucionarios



Algunas palabras con las que podremos encontrarnos en política

Activista/militante. El activista es un militante comprometido con su causa. No hay que confundir el activismo con la mera gesticulación revolucionaria. El activismo no tan sólo es moverse mucho, sino saber hacerlo de forma disciplinada en una dirección clara y con un objetivo definido. El militante nacionalista está siempre movilizado. La revolución es su segunda profesión. Educado, educa sucesivamente a los que le rodean, comunica su entusiasmo. En su papel de oganizador, debe hacer todo desde la nada más absoluta.

Agente provocador. No es necesariamente un agente pagado por el gobierno, pero sus actividades van siempre en el mismo sentido que el de los agentes del gobierno: provocar diferencias dentro de un grupo, introducir disensiones, animar a cometer actos ilegales porque, nos recordará, estamos contra la legalidad vigente. El agente provocador trata siempre de organizarse al margen de los líderes oficiales del partido, suele emplear un lenguaje super revolucionario y resumir problemas complejos de la forma más sencilla posible... En momentos de tensión contra el Estado, o contra grupos contrarios, puede parecer muy seductor resolver todo de forma sencilla, y normalmente violenta. No nos dejemos vencer por la tentación: cuatro cristales rotos no son una revolución, a menudo no son ni una algarada pero sí pueden llegar a ser una ficha policial, y una ficha policial te acompañará toda la vida.

Análisis. Algunos piensan con el corazón, otros con el estómago, pero nosotros como nacional revolucionarios tenemos que pensar con la cabeza. No siempre es fácil. Demasiadas veces nos dejamos llevar por el primer instinto, que además suele ser justo, o al menos debería serlo entre personas sanas. Pensar como revolucionario implica toda una serie de procesos. Debemos tener en cuenta que un análisis no es una lista de deseos: debemos tener en consideración no sólo nuestros deseos y nuestros derechos sino también la forma en que estos son vistos por otras personas. Debemos aprender a distinguir entre factores objetivos y subjetivos. Y por regla general podemos decir que son factores objetivos aquellos que nuestra voluntad no puede afectar directamente y factores subjetivos aquellos que dependen directamente de nuestra voluntad. A medida que nuestras fuerzas crezcan esos factores cambiaran: para nosotros la economía es un factor objetivo, para la gran banca o para los dirigentes de los grandes entes sindicales o empresariales, aunque po motivos distintos, es un factor subjetivo que pueden alterar. Un análisis político tiene que tener en cuenta la historia, el pasado, el carácter de nuestros partidarios y el de nuestros enemigos, elementos que pueden variar de un día al otro y otros que permanecen a lo largo de la historia. En cualquier caso el análisis es el paso previo de cualquier acción.

Autocrítica. De cuando en cuando es necesario hacer un análisis de conciencia y asumir que al margen de la acción de nuestros enemigos, algunas de las cosas que no nos han salido bien pueden ser culpa propia. Examinemos nuestros errores de forma regular hasta que sepamos porque tal o cual plan no ha salido bien. No señalemos faltas ajenas hasta ser consciente de las propias.

Burgués. Originalmente el burgués era el ciudadano del burgo, la ciudad libre de cargas señoriales. Con el paso de los siglos esa denominación ha degenerado hasta definir al hombre apartado tanto del campo y el trabajo manual, como de las tareas de la religión y la guerra. El hombre desarraigado para el que el oro es superior al honor, la ciudad al campo, el mundo sin raíces a la identidad, capaz de sentirse cómodo en cualquier parte pero nunca realmente parte de ninguna, que se convierte en el personaje central de la historia desde la Revolución Francesa hasta nuestros días. Oportunista y sin principios que vayan más allá de sus intereses, su terreno político cubre todo el amplio espectro que va desde la socialdemocracia hasta el conservadurismo.

Clique. De la misma manera que la casta es la parodia de la aristocracia, la clique o camarilla es la caricatura del grupo de dirigentes. Un grupo de mandos tiende a cooptar a los mejores para ingresar en el mismo. Es lo propio de las camarillas promover únicamente a aquellos que carecen de espíritu crítico. La camarilla aisla al mando de los militantes y a estos de la toma de decisiones haciendo imposible el crecimiento de un partido. Tiende a cerrarse y a protegerse de toda influencia exterior.

Comité ad hoc. Se trata de un comité creado para resolver una situación concreta dentro o fuera del partido, al que pueden unirse miembros ajenos al mismo para trabajar en la resolución de un problema común. Los comités de este tipo son buenos para añadir gente nueva, concienciarla a partir de un caso concreto sobre los fallos del sistema en conjunto.

Cuadro/responsable/mando. Tres palabras que, con los necesarios matices, se corresponden con una misma realidad. Es precisa una estructura de mando continua, no improvisada, que dé continuidad al trabajo del partido y lo haga posible. Cuadros y mandos son casi lo mismo: gente que trabaja con otra gente y la da órdenes, o por lo menos orientaciones. Un responsable puede ser un miembro del partido que dotado de alguna capacidad especial pueda trabajar y ser responsable de forma autónoma de un aspecto u otro de sus actividades sin tener necesariamente mando sobre sus militantes. En grandes estructuras jerárquicas es posible nombrar mandos, en pequeños grupos los mandos suelen surgir de forma natural entre los militantes más dotados de capacidad de mando, o incluso de valor personal. Corresponde al partido convertir, mediante la educación continua, a esos mandos surgidos de forma natural en cuadros capaces de trabajar en una estructura mayor.

Crítica constructiva. Nada te hace sentir mejor que la adulación y el elogio. Cualquiera puede adularte, sólo tus auténticos amigos te criticarán cara a cara para ayudarte a trabajar mejor. Hablar mal de alguien a sus espaldas, incluso si se tiene razón, no es una forma de crítica constructiva; insultar a alguien en publico por sus errores, tampoco; y aunque, a veces, un insulto en privado obliga a una persona a replantearse su forma de actuar, tampoco eso es una crítica constructiva. La crítica constructiva ayuda a mejorar los planes, e incluso a acercar a los camaradas, siempre que sea, ante todo educada, informada y sincera y se le comuniqué cara a cara al criticado.

Disciplina. La disciplina no es lo contrario de la espontaneidad sino lo opuesto a la desorganización. En grupos como el nuestro es ante todo una cuestión de tipo interior, es libremente aceptada, supone el aceptar perder parte de nuesta autonomía personal en favor de un esfuerzo en común.

Dogmático. Dogmático no es el que defiende el dogma, sino aquel que lo eleva a la categoría de intocable, al margen de la situación objetiva y subjetiva del momento. El dogmático está a tan sólo un paso de distancia, fácil de recorrer, del sectario.

Entrismo. El entrismo es esa táctica grupuscular por la que un grupo de militantes sin organización, aparentemente incapaces de crear una propia, tratan de entrar y hacerse con el control de otro grupo ya existente. Tiene algo de parasitario. Si el grupo en el que se entra tiene ya nuestras ideas, ¿no es mejor unirse a él sinceramente? Si no las tiene ¿qué ejemplo estámos dando a nuestros militantes ocultando nuestras ideas a cambio de usar un local o una fotocopiadora? Incluso si se logra el control de ese grupo ¿qué sentido tiene controlar un grupo que no puede confesar abiertamente sus ideas?

Estado. Maltratado por muchos, antes desde la izquierda y ahora desde la derecha globalizadora y capitalista, no debemos olvidar que el Estado surge de la sociedad, como forma de organización que incluso en sus peores momentos trata de organizar a la misma como conjunto, mientras que el nuevo dios del Mercado que ahora se alza contra el mismo, es fruto del capitalismo, que incluso en sus mejores momentos—si ha tenido alguno—necesita de la explotación del projimo. Debemos defender el Estado del bienestar como baluarte de las libertades de la sociedad contra el Mercado, defensor de los intereses de la minoría capitalista.

Frente. Aunque algunos partidos se llamen frente o empleen esa palabra en su nombre, los frentes propiamente dichos, incluso cuando no emplean ese término, son agrupaciones de partidos unidos en torno no a necesariamente a una ideología sino como respuesta a un problema único. Lo propio del partido es articular a una masa militante en torno a una ideología claramente definida. Lo propio del Frente es unir a una serie de grupos diferentes en torno a unas pocas ideas, o incluso en torno a una única idea. Los partidos son instrumentos de trabajo a largo plazo, un frente se crea necesariamente con fecha de vencimiento.

Infiltracion. Parecido al entrismo pero existiendo una organización política propia que puede aprovecharse de la entrada de algunos de sus militantes en una organización ajena. La infiltración puede tener por fin el espionaje, el sabotaje y, sobre todo la manipulación de los elementos del grupo infiltrado.

Masa. La masa no es el pueblo sino el pueblo desorganizado. Cuando los funcionarios de los partidos del sistema burgués hablan de ir a las masas, se refieren a buscar su voto. Cuando los militantes de los partidos nacional revolucionarios hablan de ir a las masas se refieren a organizarlas, arrancarlas de su estado amorfo y convertirlas en un grupo organizado, con conciencia propia. Para los partidos del sistema la Masa es buena, para los partidos de la revolución la Masa el algo que hay que superar.

Organización paralela. Puede llegar el momento en que el partido necesitará desarrollar actividades, no necesariamente ilegales, que no le convenga por uno u otro motivo, declarar como propias: desarrollar actividades comerciales que le permitan conseguir fondos, organizar frentes culturales o sindicales, crear sociedades informativas, que estando de acuerdo con las ideas del partido, o incluso sin mencionarlas, trabajen para el partido sin emplear sus siglas o su nombre. Los comunistas franceses fueron maestros en la creación de sociedades comerciales con los países del bloque oriental, los comunistas españoles estuvieron detrás de varias editoriales de tipo científico que nunca publicaron ni un sólo libro comunista pero que con la publicación de los manuales de la Academia de Ciencias de la URSS crearon un ambiente favorable hacia la Unión Soviética en círculos académicos.

Partido. Llámese como se llame (Frente, Movimiento, Organización), el partido es la estructura desde la que se trabaja en política, se participa y se influye en la vida de la comunidad organizada. Existe una desgraciada tendencia a la dispersión dentro del llamado área nacional en España, que pretende que mil iniciativas independientes pueden suplir a la labor de un partido organizado. Lo cierto es que es el partido organizado, como voluntad de la militancia consciente, el que debe organizar las iniciativas independientes, jerarquizarlas, someterlas a un plan concreto de trabajo y acción. El partido no tiene por que ser un aparato electoral, tiene sin embargo que ser un aparato centrado en torno a una doctrina, dotado de unos mandos claros, una militancia obediente y un plan concreto.

Política. Muchos militantes nacionalistas rechazan la politica, confundiéndola con esa cosa decadente que ha llegado a ser en las democracias Occidentales. La política es la participación en la vida de la comunidad. Existe allá donde existen hombres libres y no subditos. No debe asustarnos a pesar de que a veces traiga consigo compromisos. Aunque la acción cultural o social sean importantes para defender nuestra identidad y nuestro pueblo, sólo la acción política, que afecta a la forma del Estado e influye sobre la misma es el paso previo necesario para la Revolución.

Propaganda. El activista es un propagandista. La propaganda el principal de los medios de llevar nuestras ideas al gran público. Debemos ser claros, debemos ser honestos, debemos decir la verdad y hacerlo de tal manera que esta no sólo sea fácil de entender sino incluso agradable. Para ello deberemos conocer los medios de comunicación de masas y deberemos oir las respuestas recibidas.

Pueblo. Muchas veces las necesidades de la política, los límites de la doctrina, nos impiden recordar que el pueblo lo componen todas las clases sociales activas de la nación, no tan sólo una clase política o social. Sin perder de vista que unos grupos pueden ser ver como más atractivo nuestro mensaje, no debemos olvidar que nuestro objetivo es crear una comunidad popular en que gente de todos los orígenes puedan caber. Deberemos hablar con todos.

Reformismo. El reformismo consiste en intentar cambiar puntos concretos de un sistema en la esperanza de que este podrá con ello superar sus problemas, Por ejemplo, los partidos reformistas buscan curar los síntomas mas evidentes de decadencia de un sistema, no los problemas subyacentes en este. Así algunos grupos reformistas atacan el terrorismo, no las causas de insatisfacción social que dan lugar al mismo; la corrupción de uno o varios partidos en casos concretos, no el sistema de partidos actual.

Revolución. Una revolución es el cambio total de todas las instituciones sociales y para el gobierno de un Estado. En contra de lo que algunos pretenden no es necesariamente un gesto violento, aunque pueda llegar a serlo. La revolución es a menudo confundida con el periodo revolucionario y de cambio de poderes que la precede. Nada más lejano de la realidad: la revolución no concluye con la toma del poder sino que empieza con la misma, cuando a través de leyes se estabiliza e institucionaliza ese cambio y la sociedad, renovada, comienza a trabajar.

Revolucionario. Revolucionario es el que hace la revolución, no el que habla sobre la misma. Hay muchas formas de ayudar a la revolución, las más básicas son la construcción del partido revolucionario, porque no hay revolución sin partido revolucionario; y la elaboración y puesta al día de una teoria y una práctica revolucionaria, porque la revolución no deberá ser improvisada. La función del revolucionario podrá cambiar a lo largo del tiempo, no es lo mismo organizar un partido que llevarlo al mundo real, a la calle, no es lo mismo estar en la calle que compartir las instituciones con nuestros enemigos, ni es lo mismo participar de las instituciones, aunque sea para destruirlas, que crear un nuevo estado. Es lo propio de revolucionario saber en que momento de la revolución se encuentra, pensar en el bien del grupo antes que en la ambición propia y aceptar sacrificar parte de sus propias ambiciones e incluso libertad por el bien del grupo.

Revolucionarismo. Si la revolución es la transformación real de la sociedad mediante el cambio de las instituciones que la gobiernan, el revolucionarismo no es a menudo sino una pose. El revolucionario hace la revolución día a día, el revolucionarista se cree obligado a hablar de ella de forma constante, tanto más constante cuando menos trabaja por la misma. Es lo propio del revolucionarista abrazar la postura más radical, incluso cuando esta te corta de las masas a las que dice buscar o representar, escoger siempre el lenguaje más conflictivo, las expresiones más extremas. Querer correr y quemar etapas antes incluso de poder andar. El revolucionario puede hablar pero incluso mientras calla trabaja, el revolucionarista desaparece en el momento de callarse porque nunca ha sido nada más que palabras.

Sectarismo. En un momento dado un grupo, no importa de que tamaño, decide que tiene la verdad y que no necesita al pueblo. Que de hecho se siente más cómodo en la certeza absoluta que le da el hablar sólo a sus amigos de sus ideas, en lugar de discutirlas o compartirlas con el resto de la masa, que sus ideales son demasiado altos para que el vulgo los acepte o incluso conozca. Ese grupo, no importa como se llame, pasa de ser un partido, o incluso una entidad política de cualquier tipo, a ser una secta. Hay sectas en los grupos más extremos de la sociedad. Nadie es sectario dentro del liberalismo, que es un sistema de intereses y no de ideas, pero suelen darse entre trotskistas, maoistas urbanos europeos, y, por desgracia, entre nacional revolucionarios. Es propio del sectario preferir las ideas a las realidades y olvidar que una idea, incluso buena, incluso pura, sólo sirve si ayuda a cambiar la realidad.

Seguidismo. Existe la tentación de ser el más revolucionario y para ello seguir el ejemplo de aquellos grupos que estando en otra trinchera distinta a la nuestra, y a menudo incluso en la de enfrente, percibimos como revolucionarios y líderes de masas; el creer que adoptar un lenguaje pseudo izquierdista bastará para lograr liderar las masas de izquierdas, ahora que ni siquiera las izquierdas lo hacen. Seguidismo es seguir tendencias marcadas por otros grupos en la esperanza de que como a ellos parece irles bien a nosotros nos irá mejor.

Simpatizante. Muchos grupos desprecian al simpatizante. Y el simpatizante nunca estará a la altura del militante pero el militante, salvo que actúe dentro de una secta y no un partido, necesita del simpatizante. El simpatizante le mantiene anclado dentro del mundo real, le ayuda a pasar sus ideas al resto de los ciudadanos y ayuda a difundirlas. Los militantes pueden ser ex militantes, que comprenden bien lo que es el compromiso, pero también gente que llegando desde distintos campos ayuden dando su apoyo, simpatía y/o dinero a los militantes y al partido. No pueden controlar el partido, ni debe hacérseles caso fuera de sus áreas de especialización, pero sin ellos el partido rara vez puede abandonar el espacio grupuscular.

Sistema. El conjunto de las fuerzas e instituciones, legales, paralegales e incluso ilegales que conforman el régimen en el poder. El sistema incluye necesariamente al Estado y sus instituciones, a sus élites administrativas, comerciales y bancarias. Adoptemos lo antes posible la única actitud posible frente al Sistema: la hostilidad: existe un NOSOTROS, al que debemos unir cada vez más y más ciudadanos hasta que dentro de ese NOSOTROS puedan sentirse incluidos no tan sólo los nacional revolucionarios sino todos hombres y mujeres de bien, y un ELLOS y no puede haber tratos entre NOSOTROS y ELLOS.

Vanguardia. La palabra vanguardia alude a ese grupo que lidera las iniciativas sociales y políticas desde el frente; el formado por los primeros que han descubierto una nueva idea o al menos su necesidad. La palabra Vanguardia implica también otro término: masa, pueblo, seguidores. Que en nuestro deseo por ser los más avanzados no olvidemos nunca que estamos en combate no para ser los más avanzados sino para dirigir al pueblo. No es fácil compaginar el ser un movimiento de vanguardia con el ser un movimiento popular. Exige claridad en las ideas, los objetivos y las acciones.


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