lunes, 7 de enero de 2019

EL BUSHIDO


PREÁMBULO DEL GENERAL MILLÁN – ASTRAY
Es muy interesante y muy ameno libro El, BUSHIDO, de Inazo Nitobe, profesor de la Universidad Imperial de Tokio, miembro de la Academia Imperial del Japón; es bellísimo estudio del alma heroica del japonés. El Bushido es el código de moral ascética de los Samuráis antiguos guerreros medioevales; su origen es antiquísimo, quizá de hace varios miles de años. Se ajusta a las virtudes del alma japonesa: caballerosa, guerrera, sencilla, de culto profundo a los antepasados y veneración religiosa a su Emperador, que representa para ellos a Dios y a la Patria.
El Cristianismo se conoció en el Japón en el siglo XVI. Los principios de la moral cristiana no están en pugna, ni mucho menos, con el Bushido, que es anterior a Jesucristo.
El Bushido se inspira en reglas de la mas pura moral e iguala en su práctica, como el Cristianismo, a todos los hombres, sin separaciones ni privilegios de castas ni edades.
Los cuatro principios fundamentales del Bushido son:
NO DEJARSE SOBREPASAR POR NADIE EN SUS IDEALES.
SERVIR AL, JEFE SUPREMO.
SER FIEL A LOS PADRES.
SER PIADOSOS Y SACRIFICARSE EN BIEN DE LOS DEMÁS.
Los cuatro votos que impone el Bushido SON:
LA MUERTE LA FIDELIDAD LA DIGNIDAD Y LA PRUDENCIA
Las pestes del Bushido son:
EL SUEÑO, LA DISIPACIÓN, LA SENSUALIDAD y LA AVARICIA.
El camino del Bushido o la Vía de los Caballeros es:
CULTO Al HONOR, CULTO AL VALOR, CULTO A LA CORTESÍA, CULTO A LA PATRIA, representada por el Emperador.
Traduzco el Bushido limitándome a poner en castellano la edición francesa. Es homenaje de antigua gratitud a que un ejemplar de este libro me fué dedicado por el Representante del Japón en España, y porque estoy profundamente convencido de que el Bushido es, como camino, vía o regla de conducta de los caballeros, un perfecto credo.
Es interesantísimo y muy provechoso libro para las juventudes de un pueblo que después de larga época de decadencia renace y quiere ser esplendorosamente grande y libre, Es eminentemente espiritualista y desprecia el materialismo grosero y sensual.
En el Bushido inspiré gran parte de mis enseñanzas morales a los cadetes de Infantería en el Alcázar de Toledo, cuando tuve el honor de ser maestro de ellos en los años de 1911-1912. Y también en el Bushido apoyé el credo de la Legión, con su espíritu legionario de combate y muerte, de disciplina y compañerismo, de amistad, de sufrimiento y dureza, de acudir al fuego. El legionario español es también samurai y practica las esencias del Bushido: Honor, Valor, Lealtad, Generosidad y Espíritu de sacrificio. El legionario español ama el peligro y desprecia las riquezas.
Asimismo, en las normas difundidas, en mi ya larga vida, de moral militar y patriótica, las basé en las sabias Ordenanzas militares de Carlos III y las que emanan, como ellas mismas, del acervo de nuestra excelsa historia militar, añadiendo en parte las normas del Bushido, que transmite sus reglas por la leyenda y ordena cómo el caballero ha de vivir dentro del camino recto e invariable del honor, el valor, la cortesía, el culto a Dios y a la Patria y el espíritu de sacrificio. ¡Y es tan patriótico y espiritual, tan arrogante, tan bello, tan apartado del materialismo, del egoísmo, de las ruindades, de las cobardías, de las vilezas, de la ambición y de la envidia–ese ruin veneno que todo lo corrompe, que todo lo mancha, que todo lo entorpece—, que en él se ve el camino del soldado caballero! ¡Y canta con tanto esplendor y con tanta sublimidad el espíritu de sacrificio, que, con el Bushido, se confunden las normas de nuestra Moral cristiana! Ha de tenerse en cuenta que Inazo Nitobe, el autor del libro que traducimos, es cristiano.
El japonés fué siempre caballeroso, militar y guerrero. Vivía tranquilo, atrasado, ignorante, sin fuerzas militares debidamente organizadas para luchar contra el enemigo exterior. Un triste olía sufrió una afrenta que le infligió el extranjero. En lo intimo de su alma nacional reconoció su debilidad militar, que exasperó su espíritu guerrero ancestral, y desde aquel momento decidió emprender un camino de marcha difícil y penosa, de trabajo y de sacrificio, para llegar a ser un pueblo fuerte y, por lo tanto, virtuoso y guerrero. Era el año de 1855, y estamos en el año 1941. Todos sabemos dónde está hoy el Japón, con su fuerza y su pujanza y el papel preeminente e importante que ocupa hoy en el mundo. Pues todo eso es principalmente debido a la práctica del Bushido o Camino de los Caballeros.
Es el Japón un alto y deslumbrante ejemplo de camino a seguir por el pueblo, que, atesorando en su alma las condiciones más puras de la religión cristiana y de la caballerosidad y el valor heroico, hubo de caer en el envilecimiento por olvido de esas virtudes, y dejándose seducir por el materialismo recibió la afrenta y el pisoteo del enemigo, y que desde aquel momento quiere renacer y renace para ocupar el puesto que la voluntad de Dios, sus propios méritos y virtudes y su historia le conceden, utilizando para llegar a ello el camino de la moral cristiana, del honor, del valor y, principalmente, el del sacrificio—que es opuesto al del beneficio personal—, ya que sin sacrificio no puede haber ni honor, ni valor, ni Religión, y por lo tanto, ninguna clase de adelantos, ni menos de grandezas.
No os cansa más el traductor. Este saludo de proemio no es más que una cortesía en reverencia al Japón caballeroso, a Inazo Nitobe, el autor de tan bellísimo libro, y a vosotros, los que vais a leerlo, traducido a la lengua de Cervantes por vuestro servidor.
José MILLÁN -ASTRAY